Sirve sobre todo para aliviar la ansiedad y el estrés que padecen ciertas personas a las intervenciones, al quirófano, a la preocupación por los recuerdos de los episodios durante la intervención quirúrgica e incluso al dolor que puede producir la anestesia local durante su aplicación.
La sensación que describen los pacientes es como una especie de sopor, de estar volando. Además como la sedación produce una amnesia parcial, los pacientes creen que el tiempo de la intervención es mucho más corto.
Bajo una vigilancia adecuada, el riesgo de la sedación es inexistente, por lo que se mantiene una severa vigilancia de la respiración del paciente monitorizando el nivel de oxígeno en sangre.
El bienestar que se experimenta con la sedación es algo que los pacientes recuerdan durante mucho tiempo y el temor ante el quirófano y a las intervenciones quirúrgicas disminuye notablemente, pues muchos de los pacientes experimentan amnesia completa, por lo que no es de extrañar que estudios recientes en EEUU han demostrado que el 85% de ellos prefieran la cirugía bucal con sedación a la anestesia local aislada.